FLOR DE LUTO

Flor De Luto

Sigo sin saber cómo llega a crecer,

la que por su faz está caduca y marchita,

sigo preguntándome si andándome por tus ramas,

llegaré a renovar la savia que algún día te fue cortada de raíz,

y es que,

por muchos paisajes que visito,

por muchos que imagino

y tan pocos que logro escribir,

no borro de mí lo que de ti nunca había salido,

y tampoco he conocido flor de luto que más muerte haya vivido.

Jamás cesa mi voz si de dártela se trata,

y te atragantas cuando tratas sobre cómo trata contigo,

porque mata y arrebata cada flor de tu jardín,

y más allá de este confín cada estocada es que te escribo.

Y a pesar de todo (y de todos),

sigues tan reluciente y presente en esta vida

como la muerte misma,

ensimismado ante tu aroma de supervivencia,

que pides clemencia y letras que no curan solo recibes a cambio.

Sigo sin saber, flor de luto,

como el fruto sigue intacto,

tras el tacto de la bestia,

que te amnesia en cada acto,

pero prométeme que tu vuelo seguirá alto,

aunque sé que secas caen tus hojas

cuando entra por el cuarto.

Me da rabia ver cómo te asfixia,

y cómo la vida corre en tu contra

para que la muerte te reciba con los brazos abiertos,

me inquieta cómo el reloj se agota,

y no solo de arena sino de agua en tu mejilla,

se vacía a la par que sangre que se abre en nueva herida.

Solo quisiera saber, flor de luto,

cómo quieres que te quiera escribir,

si es que te puede la vida,

porque ya no se me olvida,

que lo haga cuando más arriba tu flor busque la luz,

porque estás en lo más alto,

a punto del mundo de ideas,

todavía foránea entre claroscuros,

oscuros que tiran a morado,

por esa cicatriz que tienes pero que aún así te sigue haciendo tan hermosa como el resto de los días que ese malnacido quiso en sangre fría quitarte,

y yo me pregunto, flor de luto,

cuál y qué hoy serás la de antes,

todavía queda camino,

para larga caminante,

todavía luz entre desastre

porque tu morado brilla intenso

cuando en helarte él está inmerso,

y no eres más que color arte

que en mi morada ya no es verso preso,

queriendo en tu lienzo lis colorearte,

por fin orquídeas y versos asonantes.

Modelo: Noemi Sobrino

Fotografía: Álvaro Gámez

Texto: Juan Diego Marín