Se sabe por todos,
pero dicho es por nadie,
que más allá del Sena,
nadie pronostica muerte ajena.
Dios tiñe el suelo de rojo,
arrancado su libro,
papel mojado,
porque diente a diente,
todos sin ojos.
Muere matando Occidente,
segundos y terceros viven muriendo,
hombres salen ilesos,
con corbatas los llaman desechos.
Petróleo de billetes con forma,
deforma la realidad de Oriente Medio,
conforman las redes de la araña,
caemos como sirios en Alepo.
Tizne de casas negras,
de pie si es que aún quedan,
casas blancas como dueños,
dañando las balas no frenan.
Llora Kenia, nadie oye,
rezan los medios,
surgen los miedos,
todos lloren.
Guerra nunca fue santa,
pero siempre tuvo dioses,
más allá de Atenea tierras espantan,
porque hoy en su nombre,
matan y mueren los hombres
Y,
contra todo pronóstico,
cayeron todos los candados
del Puente de las Artes,
fuera del Louvre se narraron,
historias trágicas como cuadros ensangrentados,
la Torre Eiffel quedó sola brillando,
ante la inmensa oscuridad de un viernes 13,
y,
contra todo pronóstico,
París se convirtió en la 'Ciudad del Desamor'.
París se convirtió en la 'Ciudad del Desamor'.
Juan Diego Marín Ruiz, 2 Bachillerato C
Gracias, Juan Diego, por compartir este poema de dolor y en contra de la violencia con todos nosotros. Enhorabuena.
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