MI VOZ Y SU VOZ

                                          ANA HERRERA (Profesora)

                                       MI VOZ Y SU VOZ


Todas mis esperanzas se depositan en ella, todas mis ilusiones confluyen hacia su ser. Ella pondrá voz a mi voz en destellos violetas de palabras, y conducirá sus pasos por la llama de la libertad. Porque hoy sé que todo lo que vivimos no se perderá en un abismo de banalidades terrenas y que sus ojos darán luz a la oscuridad del camino cuando mueran las luciérnagas.
Porque estas son sus verdades.


Hola Mamá:

Estoy muy contenta. Todo transcurre tal como yo esperaba. Por cierto, hace unos días en la playa me encontré con un niño africano de unos siete años, posiblemente del Sahara, porque estaba con una familia de acogida  que veranea por aquí. Son italianos. A lo lejos, cruzamos la mirada y yo le sonreí. Al día siguiente, al verme sentada en la arena, el niño se acercó a mí y me miró fijamente a los ojos. No conocía mi idioma, tampoco yo conocía el suyo, así que de nuevo le sonreí. Un día más, esta vez me coge de las manos y quiere que vaya con él, pero no puedo seguirle porque me esperan. A veces llega y me da pequeños pellizcos en la cara. En la última ocasión, se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla. Seguramente fue de despedida porque no lo he vuelto a ver. He preguntado por él. Nadie más lo ha visto. Uno de los animadores del grupo me ha traído una foto suya. Me la llevaré de recuerdo y te la enseñaré. Quizás algún día pueda saber de su vida. Os quiero a todos y os echo de menos. El verano se acaba y pronto estaré en casa.
Besos.

Mamá, nunca hubiera imaginado el valor de una sonrisa.